GÉNESIS (Parte 3)
José en Egipto (Génesis 37-50)
Antes que nada comencemos por el viaje de José a
Egipto, vendido por sus hermanos. Varios años después, el viaje de sus
hermanos. Primero los hermanos van solos, después con benjamín. Por último va
el padre.
En el primer encuentro él (José) preguntó por su
familia. La respuesta de ellos fue que tenían otro hermano. José usó de astucia
para hacer que se comprometieran a traer al otro hermano ¿por qué tanto empeño
en traer al otro hermano? Tal vez para comprobar que no le mentían, por si
quizá estaban hablando de él mismo (de José). O tal vez por que quería estar
cerca de ellos y buscaba cualquier excusa para que no se vayan. Sea cual fuere
la verdadera razón, podemos decir que el motivo
principal era Benjamín, el único hermano suyo
por parte de madre.
Repasemos:
Jacob tuvo
doce hijos y una hija a saber:
|
||
Nacidos en Padam-Aram
Génesis 35:26
|
De su esposa Lea
|
Rubén (el primogénito)
|
Simeón
|
||
Leví
|
||
Judá
|
||
Isacar
|
||
Sabulón
|
||
Dina
|
||
De su esposa Raquel
|
José
|
|
Benjamín
|
||
De Bilha sierva de Raquel
|
Dan
|
|
Neftalí
|
||
De Zilpa sierva de Lea
|
Gad
|
|
Aser
|
La humillación
Aunque casi todos conocemos la historia de José
vamos a repasarla para no perder la costumbre.
Veamos tres puntos de la vida de José en su viaje a
Egipto.
1- José es
arrojado a un pozo y después vendido por sus hermanos, seguramente él habrá
pensado por qué le hacen eso sus hermanos ¿qué pasaría por su cabeza en esos
momentos?
2- Ahora
comenzaba la dura experiencia de venir a un país extranjero vendido como
esclavo. Antes, un niño mimado, el preferido del padre. Obviamente esta era una
experiencia terrible.
3- Fue a
parar a la casa de Potifar. Fue tan honesto y diligente que su patrón le honró
poniéndole sobre toda su casa. Así el se hizo cargo de la administración del
gran político egipcio.
La traición de la propia mujer de Potifar al querer
acostarse con José y obviamente el enojo del hombre se volvió contra él. Aunque
no había hecho nada malo, él no se daba cuenta que Dios estaba detrás de todo
eso.
Muy pronto su buen comportamiento le hizo ganar el
privilegio de inspirar confianza al jefe de la cárcel el cual lo puso a cargo
de todas las cosas que hacían en ese lugar.
No olvidemos que en la cárcel había un copero y un
panadero.
En ese tiempo esos trabajos tenían un significado
muy importante. Eran oficiales del reino. El copero por ejemplo era alguien de
confianza para el rey, él bebía el vino antes que el rey para verificar que no
había peligro de traición o envenenamiento.
Estos dos tuvieron un sueño cada uno y José se los
interpretó mostrando que de allí a tres días iban a ser sacados de la cárcel.
Uno para ser ejecutado en la horca y el otro (copero) para ser restituido en su
trabajo. José le dice:”acuérdate de mí cuando tengas ese bien”(Gn. 40:14).
Un día el faraón tuvo un sueño que lo dejo muy
turbado, en su sueño vio siete vacas gordas y siete flacas en extremo y siete
espigas grandes y siete pequeñas. Cuando nadie le podía decir al faraón lo que
significaban esos sueños, el copero se acordó de José. Enseguida José
interpretó el sueño, vacas y espigas una misma cosa eran; siete años de
abundancia y siete años de escases y gran miseria. Entonces dice Faraón:”¿a
quién pondré sobre el reino? ¿quién otro podría tener tanta sabiduría? No hace
falta explicar por qué no había otro como José. Los hechos eran torcidos pero
sólo en su apariencia porque en realidad Dios estaba guiando a José hacia la
exaltación.
La exaltación
Es aquí cuando llega la hora en la que Dios provee
y se deja ver a través de una serie de circunstancias con las cuales el Señor
hizo de José, el hombre con más influencia del país y cabe decir del mundo de
ese entonces. José estaba sobre todo.
Pongamos atención a dos tipos de experiencias
peligrosas:
1- La
primera es cuando la persona se encuentra muy humillada
2- La otra
es cuando la persona ha sido muy exaltada.
Cuando alguien va a la prisión como el caso de José
o cuando ese mismo asciende al trono, nos damos cuenta que el Faraón se cuidó
de salvar su apariencia y por eso dijo: “solamente en el trono seré yo mayor
que tú” (Gn. 41:40). ¿por qué dijo esto? Porque en realidad el mayor de ellos
era José y era él el que estaba sobre todo. Al Faraón sólo lo diferenciaba su
trono, pero José estaba mucho más allá porque su espíritu era superior. Su
persona, su presencia y su grandeza de alma sobrepasaban por muchísimo al mismo
Faraón al cual en ese entonces se lo consideraba un dios en la tierra. En
fin José estaba sobre todo. Él tramitaba expedientes, daba órdenes y tomaba
decisiones y estaba en la cima del poder mundial en un sentido y otro.
Seguramente en la cárcel otro se desesperaría; al
ser vendido, traicionado y acusado falsamente. Pero él con todo, estaba lleno
de esperanzas y seguro de sí, pero por sobre todo estaba en comunión con Dios.
Otro en su situación se hubiera enojado con dios en las malas y en el poder se
hubiera olvidado de él. Sin embargo él seguía siendo el siervo de Dios. Sin
endiosarse ni creerse mejor o superior que los demás y sin perder su comunión
estaba al servicio del prójimo.
Asustó a sus hermanos pero sin hacerles daño, les
demostró amor y perdón a pesar de que tenia el poder de en sus manos para
vengarse, les despertó la conciencia. Al verse en aprietos, sorprendidos por
los soldados egipcios y con objetos ajenos en su poder se acordaron de lo que
habían hecho (Gn. 42: 21). A pesar de todo, José interpreta no sólo los sueños
sino su propia vida llena de dolores y alegrías de esta manera:
Entonces dijo José
a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy
José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues,
no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para
preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. Pues ya ha
habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los
cuales ni habrá arada ni siega. Y Dios me envió delante de
vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por
medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros,
sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y
por gobernador en toda la tierra de Egipto. Génesis 45: 5-8
José estaba ahora en la situación de que le era
posible proveer para su familia, su pueblo y los pueblos vecinos. En las manos
de Dios él era el hombre que servía de salvación a los demás.
José era un hombre exaltado pero no mareado con su
exaltación.
La exactitud de la obra de Dios
Viendo la exactitud de la mano de Dios, humanamente
podemos pensar que Dios se tarda, pero Dios no tarda ni tampoco se adelanta.
Todo tiene su tiempo y en el tiempo exacto Dios no falla.
Imaginemos a José a los catorce años como el
administrador de todo Egipto, seguramente no habría hecho mucho y Dios sabia
eso. José necesitaba experiencia, experiencia que sólo Dios le pudo dar a
través del tiempo y de situaciones difíciles. Su vida en Canaán (palestina), su
vida en el viaje, en la mayordomía de la casa de un hombre influyente, en la
prisión; vemos cómo éste fue tomando contacto con todas las clases sociales y
gracias a eso conocía Egipto por dentro y por fuera. Las situaciones que a la
verdad no fueron nada agradables lo hicieron madurar, entender y ver la
realidad y lo ayudaron a ejercer un cargo supremo en la nación más poderosa del
mundo.
Lo que más llama la atención en su vida es que
nunca se reveló contra Dios, seguro de que Dios le daría la oportunidad de
sacar lo bueno de todo lo malo. El resultado fue que una familia que vivía en
Palestina pasó a Egipto. En todo esto vemos la mano de Dios y como todo
esto se relaciona con las promesas hechas a los padres Abraham, Isaac y Jacob.
Dios tomando a la familia de Jacob la llevó a
Egipto. Si Dios los hubiera dejado en Canaán a medida que la familia iría
creciendo, iría siendo masacrada por los pueblos vecinos. Los israelitas eran
extranjeros y como tales al constituir una amenaza para otros, sufrirían
opresión sin poder resistir.
Por otra parte, si hubieran llegado a Egipto en
circunstancias diferentes a aquellas en las cuales llegaron, hubieran sido
rechazados o tal vez luego de multiplicarse los hubieran esclavizado.
Pero no fue así, ellos llegaron en circunstancias
excepcionales, fueron como hermanos de José y como tales recibieron una tierra
especial para las ovejas, pues ellos en su mayoría eran pastores y como a los
egipcios no les gustaban los pastores quedaron un tanto apartados, pero con la
posibilidad de ser mantenidos y de moverse libremente, o sea que estaban
protegidos en todos los sentidos. Nadie se atrevía a quitarles o a moverlos y
ni siquiera los pueblos extranjeros podrían incomodarles, porque habían sido
puestos allí por el gran gobernador de Egipto. Dios los puso bajo la protección
del país más poderoso de ese momento y además, por el hecho de que estaban separados,
pues, no se mezclaban entre sí. Ni cultural, ni biológicamente, ni nada. Dios
los aisló providencialmente en una tierra llamada Gosén.
Luego, como nos enseña el libro de Éxodo, habría un
rey que no conocía a José e inició una persecución, pero eran tantos israelitas
que no desaparecieron. Dios había cumplido su promesa de transformar la familia
en pueblo.
Es muy curioso ver como Dios fue obrando de una
manera tan peculiar en la realización de las promesas que habían sido hechas.
Recordamos Abraham viejo y sin hijo todavía, Dios le dice que su descendencia
seria incontable y que en esa descendencia serian benditas todas las naciones,
hasta el mismo Faraón reconoció la dirección divina en todo (Gn. 41:38):
Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en
quien esté el espíritu de Dios?
Veamos también lo que dice Jacob en Génesis
43:13,14:
Tomad también a vuestro hermano, y levantaos, y volved a
aquel varón. Y el Dios Omnipotente os dé misericordia delante de
aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y a este Benjamín. Y si he de
ser privado de mis hijos, séalo.
Luego, cuando la familia israelita está por
descender a Egipto Dios se le aparece otra vez a Jacob diciéndole que allí se
cumpliría la promesa que hizo a Abraham y de allí los traería de vuelta a la
tierra de la promesa (Gn. 46:3,4):
Comentarios
Publicar un comentario